sábado, 15 de octubre de 2016

Soundtracks para los ciegos Pt 2




(para leerse escuchando "Give me the right - Ken Boothe")
https://www.youtube.com/watch?v=IAlJWbfVPCQ



No me olvido de donde soy, ni de donde vengo

Mi acento no ha cambiado, mi forma de ser tampoco (según yo), hace ya casi tres años que tengo viviendo aquí en Guadalajara, y hace casi dos años de mi ultima entrada aquí en el blog, tenía mucho tiempo queriendo escribir algo, pero no quería escribir algo al ahí se va, o algo solo por escribir...
Por fin, aquí está la parte dos de "soundtracks para los ciegos"...

Cuando salgo, cuando conozco a gente nueva, siento una especie de orgullo al decir que soy de Sinaloa cuando me dicen "No eres de qui, verdad?, de donde eres?", siempre recibo los mismos comentarios; "fierro pariente" "allá está peligroso, verdad?" " Tienes un tío narco" "Y, te gusta la banda?" , siempre hablo muy bien de lo que es mi procedencia y mi estado, y no por hacerlo quedar bien, si no por lo que he pasado y lo que me ha tocado vivir ahí.

Siempre hablo de Mazatlán, siempre hablo de Culiacán.
Siempre hablo de cuanto extraño la comida, aquí los tacos son horribles, la comida china y el sushi no es nada parecido ni siquiera a lo que es comer en una carreta cualquiera de sushi o de tacos en la Gutierrez Najera en Mazatlán, o en el Centro o en la Bravo en Culiacán.
Siempre hablo de los buenos lugares a los que iba, y suelo ir aún, cuando voy a Mazatlán.

Mis amigos...
Siempre hablo de mis amigos, a ellos que dejé allá, a los que los dejé no queriendo, pero queriéndolos mucho aún desde acá, a 5 o 6 horas lejos.
Siempre hablo de todo, de cuando recuerdo algo, siempre los extraño, siempre me acuerdo de aquel día en que celebramos el cumpleaños del Rafa en el Frendy, en que el Chiquete y el Luis se subieron sin camisa a las mesas a bailar Backstreet's Back, o aquel día en que toqué con mi primer banda (Los Chicos del Portico) en una (random) expo de carros con el Lalo, el Osvaldo y el Zenteno, y que llegó el Negro con uno de esos lentes con ojos saltando con resortes y unos audífonos conectados a un CPU viejo, aquella vez que conocí al Jafet, pistenado Indio y jugando billar en el Frendy, o el día en que terminé muy drogado fuera del Recrea tirado en la calle con el Lalo en una callejoneada, o cuando fui con mi novia y mis amigos a la German Evers después de mil años a ver luchar al 1000% Guapo, el Shocker.... Después de ahí nos fuimos al Belmar... 
O aquellos días en los que patinaba en skate con mi mejor amigo de toda la vida, el Yayo,...
salíamos de trip a todos lados, rompíamos tenis, rompíamos tablas, grabábamos videos, y todos ellos no se donde habrán quedado, quizá en una PC vieja, quizá en una USB, en una memoria de la cámara, o quizá ya solo en nuestras cabezas...

(mi amigo Yayo con su skate, en el Pedro Infante de Olas Altas, hace unos 4 o 5 años)


Es cierto que... No me olvido de donde soy, siempre lo menciono
Estoy bien acá, y me siento bien acá, aún lo estaré por un buen rato, y las cosas así tienen que ser. Estoy empezando a tocar y a ensayar de nuevo, por fin. Me he acostumbrado a muchas cosas, a la mala comida, al trafico, al mal genio de la gente en la calle, al olor del smog, al no encontrar Tonicol en cualquier abarrote, y en general al estar aquí...

Pero,  también es cierto que, ya no vivo allá, y cada día se siente mas raro... mas cuando voy para Mazatlán y me tengo que regresar después de 4 días.
Llego a Mazatlán, y mi cuarto está tal cual como lo había dejado la ultima vez que dormí en el...
El clima siempre está de la verga, tal y como lo recuerdo...
Y  todo lo demás sigue igual, o al menos eso siento...
Y  eso me causa DEMASIADA nostalgia...
Mazatlán ya no es mío, y yo ya no soy de el....
Mi día a día ya no es estar a metros de la playa... 
Mi día a día ya no es Mazatlán...
No lo sé, siento mucho cariño por Mazatlán.
No sé... Me gusta mucho estar ahí, me gusta estar con mis viejos y buenos amigos que cuando voy... Ahí están...

(casi retrato de un señor en paseo olas altas que tomé hace 4 o 5 años)


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Voy, y siento como si se hubiera detenido el tiempo en el momento en el que yo me fui...


viernes, 11 de septiembre de 2015

El reencuentro.

Como se habrán dado cuenta, este Blog a estado en reposo durante un largo periodo. Es mi momento de disculparme con ustedes y si los demás tamemes con acceso a este espacio quieren hacerlo pues que lo hagan si les pega la gana; tengo la necesidad de hacerlo, pues siento que desaparecimos de la nada cuando esto apenas tomaba forma y aquellos que nos leían y enviaron entradas (que siguen ahí) se quedaron esperándonos como aquel perro japones en la entrada de la estación de trenes (Hey, Hachi estaba bonito, agradezcan esa comparación).

Desde la ultima vez que les publiqué, mi vida ha sufrido cambio tras cambio tras cambio ¿Recuerdan que les comentaba lo mucho que me agobiaban los cambios que da la vida? No se hagan, no lo recuerdan, lo que sí les dije es que los cambios son naturales en la vida de cada uno; amigos vienen y amigos van, tu tiempo se consume en cosas que antes no te preocupaban, etc, etc... También les escribí de lo poco que me preocupaban estos cambios, pues son de lo más normal del mundo ¿No?... La verdad es que estos giros tan repentinos en la vida me han tomado por el cuello y me aplicaron una llave de asfixia, pues los subestime y demasiado.

En los últimos meses  me he visto obligado a aislarme de todos aquellos que me rodean por largos periodos de tiempo obligándome a lidiar con ese ser al que todos tememos de manera mortal: conmigo mismo, y al hacer eso me di cuenta del porque es tan difícil estar a mi lado en cualquier especie de relación. En mi mente esa pequeña voz, que antes había logrado transformar en un pequeño susurro, regresó a manera de rugido ensordecedor al que me tuve que enfrentar, pero está vez solo por completo.    

En este punto han de pensar: "Bueno, este cabrón nos está escribiendo su nota de suicidio" y otros por ahí estarán pensando "¡Qué bueno!, un pendejo menos en el mundo" y pues para su buena o mala suerte, no estoy planeando suicidarme o algo por el estilo, lo que les quiero decir con esto es que me enfrenté a esos cambios que tanto temía y que sigo aquí, dejando que todo siga su cauce natural y que es por esto que no he podido escribirles; en muchas ocasiones hubo en mi mente tanto que quería dejarlo fluir aquí en estas lineas: desde mi típica verborragia emocional y hasta simples vivencias de aquellas con los otros imbéciles que escribían (que volverán a hacerlo) aquí, era tanto lo que les quería decir, pero las palabras simplemente no iban desde mi psique hasta mis manos, perdón por eso. Era muy chido encontrarnos gente en bares y que nos dijeran que estaba muy chido esto y que hasta se identificaban con estos pobres imbéciles atados a sus teclados, queremos volver a eso, espero y ustedes nos lo permitan. 

Dejaré esto hasta aquí, breve, porque a nadie la gusta escuchar y mucho menos leer a un wey contando sus tragedias y lamentándose. 



Tengan linda vida. 

miércoles, 5 de agosto de 2015

:)

Todos empezaron a salir apresurados pero yo me quedé con él. Se veía inquieto y le pregunté que qué podía hacer para apaciguar su ansiedad pero no me contestó, sólo me fulminaba con esos grandes ojos que jamás olvidaré, y que espero algún día volver a encontrar.

Nos quedamos juntos por un buen tiempo, quizás por 3 o 4 horas. Arrebató mi celular y lo apagó pero no le tomé mucha importancia, apenas me inmuté; la impresión que causó en mí desde que lo vi hizo que me quedara perpleja, literalmente sin habla. Creí ciegamente desde ese momento que debía poner mi vida en las manos de ese hombre, sin conocer su nombre, de dónde venía, calculando apenas que no era mucho más viejo que yo y que teníamos una vida por delante que desde ese momento nos llamaba a estar juntos. Nunca imaginé el desenlace que iba a tomar nuestra historia, ni que las 3 o 4 horas que pasé con él, y de las que me bastaron 5 minutos para vislumbrarnos toda una eternidad, serían nuestras últimas. Juntos.
Afuera había mucho alboroto y no me dejaba salir. Escuchaba mi nombre a lo lejos pero todo se sentía como un sueño. Yo me sentía muy feliz, nerviosa, ansiosa, atraída, una vorágine de sentimientos que me dominaron y a los que me entregué sin oposición.

No me preguntó mi nombre y él no me quiso decir el suyo. De su cuerpo sólo me quedo con sus manos, blancas, y su rostro, con el cabello muy corto y unos ojos llenos de angustia, como los de alguien que ha visto y vivido tanto que jamás será contado. Su voz que todo el tiempo fingió porque se escuchara más gruesa y su barba, bien recortada, con indicios de cortes por la navaja del rastrillo, quizá. Difícil de pensar en un pulso que no sea inalterable en alguien que guardaba tal dominio. Recogía de su fisonomía rasgos e iba moldeando su personalidad, no esta fachada de la que se valía para conquistarme.

Era delgado, pero no en extremo. No parecía una persona muy atlética. Sus ojeras estaban marcadas pero no lo hacía perder el atractivo y sus labios eran medianos, normales, rosados. Me lamento tanto el no haberlo besado en ninguno de los más de 200 minutos que pasé con él. Me lamento tanto de ni siquiera haberme insinuado. Él era muy orgulloso, en su ceño fruncido así lo interpreté. No conocí su nombre. Hacia el final de nuestro encuentro me decía que no era mi culpa y que no quería hacerme daño. Me tomó por el brazo, lo colocó hacia atrás y me lastimó un poco en ese movimiento. Estaba sentada sobre mis piernas y me levanto bruscamente, comencé a llorar y a preguntar qué pasaba. Me llevó hacia la puerta y puso su pistola en mi sien, por la parte derecha. Entonces me di cuenta que era diestro. Salimos caminando muy juntos y gritó, sin abrir la puerta, que quería una gran suma de dinero. Desde el otro lado le decían que lao tenían y que me dejara libre, que no me lastimara. No comprendía. ¿Cómo no iba yo a salir lastimada si le ordenaban que se alejara de mí? Hubiese preferido que descargara el revolver en ese mismo instante. No sabía que esperar, y le susurraba que escapáramos por atrás, que aún había tiempo de una última maniobra, entregarnos a la suerte e intentar huir. Había trabajado en el banco por 6 años, conocía el recinto a la perfección. Pero él nunca me prestó atención en realidad, me sujetaba fuerte y yo, desde abajo, más pequeña que él apenas levantaba la cabeza para observar sus ojos, su última mirada en ese momento de niño asustado que sabe que la reprimenda se acerca, inminente, y busca una última salida, por más que el cuerpo gordo y pesado de la fatalidad ya se haya posado sobre el pecho y oprimido el corazón. 

Porque lo sentí, justo así. Tomó un gran suspiro, cagado en terror; nunca sentí tanto alivio en mi vida como cuando tomó esa última bocanada de aire y me apretó tan arrebatadoramente a su cuerpo, a punto de abrir la puerta y arrojar a ambos a un mundo que nunca nos entendió, que hizo todo por separarnos y la única razón por la que hoy agradezco estar muerta, por haber recibido el tiro de gracia desde la palma de tu mano, mi amor. Sé que estabas asustado y no te dejaron otra opción, sé que la vida te había tratado con tanto rencor y desprecio que te debía por lo menos mi existencia, sino es que la de de todo el mundo. Ojalá que la mía no haya colmado tu sed y los mates a todos, perros desgraciados, infelices, estúpidos que nos separaron y todavía te quedan años de vida terrenal pero sé que pasará rápido. 

Mientras tanto yo te seguiré esperando aquí, donde me dejaste. Viva. 

miércoles, 25 de marzo de 2015

La ruta del jaguar

Decidí realizar esta actividad para dar a conocer una relativamente nueva actividad ecoturística de Sinaloa. Se trata de la Ruta del jaguar, que señala el camino que recorre este felino, junto con otros depredadores, en ciertas partes del estado. Especialmente San Ignacio. El vídeo también menciona las acciones por parte del Estado y el sector académico que se están llevando a cabo para proteger y conocer el número de ejemplares que existen, así como inclusive para aprovechar al animal como un atractivo turístico.

VÍDEO EN EL ENLACE DE ACÁ ABAJO
La ruta del jaguar - San Ignacio


(Es para una tarea)

martes, 27 de enero de 2015

Uso un pandero como una corona de luz

El otro día tuve un sueño muy extraño, y esta es una nota personal, algo así como una nota mental, no tan mental...
la verdad no recuerdo ni la mitad de lo que pasó en dicho sueño, solo me acuerdo de detalles
y uno de los detalles mas notables es que en este sueño aparecía yo, presenciando una sesión acústica de We Were Evergreen, está sesión si existe, y está en Youtube. Me encontraba yo escuchándoles tocar Tambourine Like A Crown.
Esta banda la descubrí por ahí del 2011, son unos chavos franceses, y en ese entonces no eran muy conocidos, solo contaban con un EP algo pobre, y difícil de encontrar en Internet. Como apenas podía encontrar algunas canciones de ellos en Youtube y/o cualquier portal a mi alcance, era aun mas difícil encontrar las letras de estas canciones, así que dije 'No son famosos, deben de tener Facebook, no han de ser mamones (,,,aun)', Agregué al vocalista de la banda a Facebook y le pregunté yo mismo por las letras de las canciones que quería saber, me contestó y me las mandó (2011).

Ella decidió tirarse a si misma hacia el mar 
no podía usar mas sus alas
Yo me encontraba ahogándome en una taza de té, a la espera de la primavera
mientras el invierno me va dejando limpio, blanco y tranquilo
pero con la sensación de estar en medio de los dos.
Mi dedo, tocando la tecla equivocada, subiendo a la montaña mas alta 
Y preguntándome ¿como volaré de vuelta hacia abajo?
Demasiado trabajo para mi, 
En algún lugar las campanas sonando
Y el llanto de una madre diciendo ¿Como pudieron hacerme esto a mi?

Pero en el sol, somos uno y somos todos.
En el sol, olvidamos el frió
En el sol, a nadie le importa madurar, hacerse viejo
En el sol...

Los salones como decorados con zapatos mayugados, que nadie se atreverá a quitar
Y cuando los animales, y los ríos desbordados llegan a conocer la nieve
puedes vernos regresar todos a casa, volando hacia el norte.
En este glorioso día, por allá en la orilla, corre un rumor, y se detienen a escuchar
La luz pasando por los arboles
Y justo antes del baile, una leyenda escrita en una placa < todo está perdonado >

Pero en el sol, todos somos uno, y somos todos
En el sol, nos olvidamos del frió
En el sol, se nos olvidó crecer, se nos olvidó envejecer

Todos, en el salón bailando, todos
Y yo, que no puedo dejar de pensar en la chica, la que se echó al mar, en aquella madre...
Me pregunté por un segundo, ¿Que es lo que ella se imaginaba?
¿Que le hubiera gustado ser?

Pero en el sol, estábamos todos...
En el sol, se nos olvidó el frió
En el sol, se nos olvidó crecer, se nos olvidó envejecer

Llevo mi pandero puesto como una corona de luz a través de la noche. 
Llevo mi pandero puesto como una corona de luz a través de la obscuridad. 

Volviendo un poco, desperté, y todo el día tuve en mente lo que había pasado en el sueño, rara vez digo 'algo debe significar este sueño', y lo pensé por un momento, abrí Facebook y busqué ese inbox de 2011, y leí nuevamente la letra de la canción que estaba escuchando en ese sueño, decidí traducirla y leerla de nuevo por si tenía alguna relación conmigo o un significado relevante, la transcribí dándole el contexto que mas o menos entendí, y aunque no logré descifrar algo para mi, la escribiré aquí por si algún día llego a darle un significado.

Jairo,


lunes, 29 de diciembre de 2014

Alka Mortiz

Hace meses hice un cuento para una clase y quise publicarlo.

Las increíbles aventuras de N.

Es una mañana sofocante, como lo han sido todas durante el verano. Las copas de los árboles no se inmutan ante el débil soplido del viento; los intensos rayos solares chocan contra el cristal de las ventanas en los edificios y traspasan su cegadora luz dentro de toda estancia, iluminando hasta a aquel individuo que a toda costa busca escapar del resplandor. Durante la madrugada lloviznó y el agua estancada está esperando pacientemente a ser evaporada, mientras es custodiada por mosquitos y a lo lejos se escucha el trote de un carro viejo anunciando la venta de pan y periódico.

El rumor del motor gastado acompañado de la estruendosa vociferación del comerciante despierta a N. Ha descansado medianamente y se encuentra meditabundo en la orilla de su cama, siguiendo minuciosamente con la vista el camino que recorre una cucaracha en el piso de su cuarto, al mismo tiempo que recapitula el sueño tan vívido que acaba de tener. Mientras dormía, todas las partes de su cuerpo se encontraban separadas, flotando sobre un espacio que se formaba y deformaba al mismo tiempo que él parpadeaba y contemplaba asustado su torso y extremidades danzando libremente hacia una blanca llanura, atiborrada de nieve.

N. se pone su bata y aún en el trance baja a la sala de estar. No siente hambre pero sabe que si no desayuna su estómago pronto será una molestia, pidiéndole de comer cuando ya no podrá satisfacerlo por estar sentado frente a un escritorio, saturado de papeles, quehaceres, recados y todas esos pormenores que se acostumbran amontonar en las oficinas de gobierno para un empleado joven y de grado bajo. 

Nuestro héroe desayuna un poco del estofado que había sobrado de la cena de ayer. Acompaña el festín con un pedazo de pan dudosamente comestible y una taza de café con dos cucharadas de azúcar, muy caliente. Terminada la merienda sube de nuevo a su cuarto y ve el reloj, percatándose de que ya es tarde. Recuerda en ese momento su sobresalto al despertar y se lamenta por haber desperdiciado tanto tiempo ensimismado en lo que ya comienza a considerar que fue una pesadilla. N. se acerca al único espejo que tiene en su casa, es ovalado, rodeado por un marco de bronce y tiene muchas manchas; todas son de sus dedos.  Mira su rostro por primera vez en el día y se siente bien, satisfecho por lo que está viendo. Ahora se talla el cuello, los codos, las mejillas, abre bien los ojos y se los limpia con un poco de agua. Después se pone cuidadosamente ese frac color tinto que habitúa utilizar los martes y unos zapatos negros de punta cuadrada, boleados hasta el cansancio.

Baja de nuevo las únicas escaleras de su casa y ya está parado sobre la puerta. Recuerda que olvida su reloj de bolsillo y se dirige por él; estaba dentro de un pequeño cajón de cedro que guardaba debajo uno de los sillones que tenía para sus invitados, que aunque no eran muchos y esporádicamente se presentaban en su hogar, eran una buena excusa para tener esos muebles que daban un bonito aspecto al lugar y nunca estaban de más. Quién sabe si un día de estos nuestro héroe se desempeñaría también como anfitrión. 

N. se coloca de nuevo en la puerta y da un último vistazo al lugar para cerciorarse de que todo esté en orden y por fin poder dirigirse a la calle, a la acera caliente y la humedad por el agua de los charcos que comienza a evaporar. 

Apenas ha salido de su casa N. siente un calor insoportable, de ese que se almacena en el concreto y que llega hasta la planta de los pies –a pesar de que estos son cubiertos por unos zapatos de punta cuadrada–. Camina hacia la esquina de su calle –entre la cuatro y la cinco– y espera pacientemente llegada de algún taxi desocupado que lo salve de esa penosa escena de estar vestido con tales prendas cuando la temperatura ronda ya los 35 grados.

Tras 4 minutos de inquietud, maldiciones sobre el clima que se decía en voz baja para evitar la mirada extraña de transeúntes y muchas pasadas de un pañuelo perfumado sobre su transpirado rostro, nuestro héroe por fin divisa un taxi libre y extiende su mano derecha para “hacerle la parada”, a falta de una mejor manera de decirlo. 

El encargado del automóvil por poco obviaba la presencia de N. al escuchar en la radio los escándalos en los que estaba inmiscuido el hijo de uno de los contendientes a la alcaldía de Pórtygo, el lugar en donde desde el inicio han ocurrido todos estos acontecimientos y que hemos olvidado nombrar al lector.
Al parecer este crío de 19 años era todo un bribón y un juerguista, cualidades que –según los comentaristas– había aprendido de su reconocido padre.
El taxista advirtió la presencia de N. gracias a un chiflido que este último hizo, casi al borde de la desesperación al ver el único taxi desocupado que había visto en cuatro minutos se marchaba tranquilamente por una mera distracción del chofer.

–Buenas, ¿cuánto me cobra al despacho del señor F.?
–Es algo retirado… se lo dejo en 20 portýgores.

N. sabe que el taxista está tomando ventaja de su posición, cobrando una tarifa que como máximo supone 12 portýgores. Pero ya su desesperación es demasiada y el estar frente a frente con alguien, sentado a sus anchas y disfrutando de un viejo aire acondicionado, sólo multiplicaba su impaciencia y deseos por agazaparse en un lugar tranquilo y fresco. 

–Está bien, 20 portýgores serán. –Respondió N. no sin hacerle saber al taxista su inconformidad y que sólo tomaba el trato por necesidad, no por ser justo. Aquel ni se inmutó al respecto–.

Durante el camino ambos personajes guardaron silencio. N. prestaba su atención al escenario que día con día –a excepción de los domingos, que era el día en que descansaba– observaba: edificaciones de más de 6 pisos de alto donde a través de sus ventanas se podían ver, en cada una de ellas, diminutas personas, como si fuesen caricaturas, corriendo de un lado para otro con incontables cantidades de documentos en sus manos; automóviles de todo tipo, color y forma siendo arrojados violentamente al tráfico para hundirse en un vaivén de neurosis y ansiedad; el trote rápido de aquellas personas que tenían que dirigirse hacia X. lugar mientras fijaban su mirada al frente, como si ninguna impresión en el mundo fuese posible para sacarlos de tal absorto. Mientras todo era cubierto por el cielo, la bóveda celeste que ese día había decidido por mostrarse despejada y desafiante.

Habían pasado 35 minutos y finalmente N. había llegado a su destino, el despacho del señor F. Le pagó al taxista casi sin mirarlo los 20 portýgores y se dirigió a su oficina, sin advertir lo que le esperaba.

Arribó a su escritorio y este se encontraba limpio. Nadie recordaba un escritorio tan limpio desde que habían despedido al empleado S, hacía apenas tres semanas. Justo había puesto N. un pie en la habitación y ya había pronosticado su fatal destino: estaba a punto de quedarse sin empleo, y quizás lo peor para él es que no sabría por qué, ya que el señor F. –el flamante dueño del despacho y funcionario público desde hacía más de 30 años– no acostumbraba a dar explicaciones, por más que la situación y su aparente inverosímilidad lo demandase.

Nuestro héroe se quedó pensativo; nunca llegó a tal grado de sorprenderse ya que conocía de cómo se las gastaba el jefe de la delegación e inclusive, de alguna manera, se sentía orgulloso de haber perdurado en el cargo durante 6 meses. Periodo en el que nunca faltó, a pesar de en reiteradas ocasiones presentar largos y dolorosos episodios de migraña que lo atormentaban hasta dos días seguidos.

N. decidió darse la vuelta, tomar el chaleco del frac que había colocado en un perchero de pared instalado en su ahora antigua oficina, bajar las escaleras hacia el vestíbulo lo más rápido posible para evitar las miradas incómodas de compañeros y salir por la misma puerta por la que entró apenas tres minutos atrás.

Afuera aún se encontraba el taxista, en la misma posición en que N. le pidió que se estacionase. Estaba contando los portýgores que había recaudado en dos horas de trabajo y se le veía satisfecho. Este, al ver a N. se estremeció, ¿por qué razón habría vuelto un cliente visiblemente malhumorado que justo ahora debería de estar laborando en su oficina, corriendo de un lado para otro con incontables cantidades de documentos en sus manos? Pero al ya famoso chofer sólo le valió contemplar el semblante dubitativo de N. para saber que su servicio era quizás la última de las preocupaciones de nuestro héroe.

–Hola, soy yo de nuevo. Lléveme a mi casa, por favor.

El taxista no tuvo la necesidad de advertir nada más. Sabía lo que había ocurrido allá arriba.

–Vaya clima, ¿uh? –Exclamó el chofer, con una sonrisa nerviosa mientras paseaba 
fugazmente su mirada por el retrovisor, con el pretexto de examinar la nueva fisonomía que el rostro de N. había tomado–.
–Sí, pero qué se le puede hacer. Y cada año es peor.
–Igual con el frío. Cada nueva temporada se siente cómo cala en los huesos más que la anterior.
–Pero el frío no es tan malo; basta con abrigarse bien y no se vuelven tan insoportable como este endemoniado clima –dijo N., entusiasmado–.
–Bueno, en eso tiene usted toda la razón –replicó el taxista, no sin dejar escapar una carcajada ante el tono y la viveza que habían recobrado las facciones de su cliente–.
–De hecho, hablando de invierno, el día de hoy tuve un sueño muy interesante.
Verá, una parte de mí terminaba en una llanura blanca, cubierta de nieve, pero permítame le explico el por qué yo no estaba completo en esa ilusión…
Fin.


jueves, 27 de noviembre de 2014

27 de noviembre del 2014 a las 1:03 de la mañana

A partir de hoy y dentro de 10 días tengo que entregar 6 o 7 proyectos finales. Y qué hueva. Últimamente la escuela me da mucha hueva y sólo voy a cumplir. Espero terminar la carrera. No es que me canse en general lo que estudio pero es muy ambivalente. Hay materias de mucho provecho y hay materias que todo lo contrario. Se siente como si perdiera el tiempo en ellas, como si desperdiciara vida haciendo esas actividades. Será mamón, no lo sé. También últimamente me he sentido más culero y más apático. Hago malas caras a gente que por pulcritud antes no hacía. Quién sabe porqué, pero me siento bien. Sólo quiero que sea 5 de diciembre -es cuando termina el semestre-.
Mi novia está en Guadalajara. Está haciendo unas prácticas de su carrera y lleva casi el mes allá. No ha sido tan difícil como pensé eso de la distancia -además de que un mes no es mucho- pero igual desearía que estuviera aquí. 
Volví a empezar a leer mucho, aunque en general es material de la escuela. Igual es de provecho. He estado leyendo unas biografías de Burroughs y Kerouac, sobre sus vivencias en México y me han gustado. Sobre todo la de Burroughs; era más impredecible. A veces, leyendo esos textos se me antoja viajar aventón pero luego me acuerdo que soy muy miedoso, no tengo compromiso, extraño a mi gente, siempre me muevo en mi zona de confort. Esos instantes donde me dan ganas de ahorrar y tirarme a perder, a vivir y a sentir cosas que creo pueden hacerme cambiar son fugaces. Se me acomodan en la cabeza y luego desaparecen. Igual, tampoco me molesta mucho; cambio fácil de parecer.
Hoy la señora que trabaja en la biblioteca de la facultad me regaló como 4 libros. Entré a leer y vi un libro sobre un estante que me llamó la atención, le pregunté si podía llevármelo a pesar de no tener credencial y me dijo que me lo llevara. Luego me dio otro y otro. Le di las gracias y me fui a otro lugar donde me dijo que me podían regalar más.

Ha de querer conmigo. 

lunes, 3 de noviembre de 2014

Radiohead

Estoy escuchando Radiohead y pienso "verga", y por eso se me antojó hacer esta entrada.
Desde que tengo 13 años, creo, y no es mame, me gusta Radiohead. No sé cómo empecé a escuchar a la banda pero creo que fue después de haber oído Creep. Me gustó el trip y empecé a bajar canciones del Ares, de las primeras que salían cuando buscabas a la banda. De ahí se vinieron Karma Police, No surprises y Paranoid Andriod. Me gustaron más y me dije "verga". O no sé, creo que a esa edad todavía no decía tantas groserías.
A los 14/15 años ya fue cuando me entró el trauma de manera más cabrona. Bajé todo sus discos, busca la bio de sus integrantes y fangirleé machín. Estaba en el tren del mame y nadie podía detenerme. Hasta me hice un metroflog con el nombre de usuario/jonnygreenwood. Algo así. Lo borré hace mucho pero estaría bien que todavía existiera para validar el testimonio.
(Jonny Greenwood es el guitarrista de la banda)
Bajé todos sus discos de taringa, que para entonces creo que acababa de salir el In Rainbows, era algo así como 2008. Escuché todos sus discos y me gustaron, unos más que otros. Pero fue con el tiempo cuando ya había desarrollado una dependencia -qué mamón- por escucharlos todos los días. Podría decirse que fue la primera banda que me gustó mucho. Para entonces yo escuchaba mucha música y pues de diversos géneros, ahorita casi no, ya no sé "qué pedo" como antes. Al chile casi no tengo tiempo y termino escuchando lo mismo de siempre.
Pero en fin. Por ese tiempo también me gustaban mucho los Arctic monkeys, Strokes y esas mamadas. Fui a ver a los Arctic al DF en el 2012 y andaba en mi apogeo de ese tren del mame. Me gustó mucho el concierto, el disco que sacaron ese año no tanto pero igual andaba bien entrado. Ahorita ya casi no los escucho. (Ay güeeeey).
Lo que quiero decir es que Radiohead siempre ha estado ahí pa' mí, aunque suene mamón. Pero es que no es mamón. Fue la primera banda que escuché de verdad y con la que he llorado en mi casa haciendo nada más que escucharlos. Y tras 6 años donde la emoción y el sentimiento no se han disipado creo que puedo afirmar que esto es pa' siempre. Te amo, Radiohead. 

Les recomendaría canciones pero todas están muy vergas, hay unas que me daban mñéh y luego me mamaron y otras que me mamaron y luego no pero siempre sí y luego súper sí y así me la llevo. Nunca dejan de gustarme y nunca dejan de sorprenderme aunque lleve años escuchando su música. 
Ains, debería de escribir una novela de esas de romance. 

viernes, 17 de octubre de 2014

Charlas con el Sirenounicornio.

Siempre vengo a hablarles pendejada y media de cosas que me cagan o de mis complejos narcisistas o de la sequía cabrona en la que me encuentro (desde hace años), hoy no es el caso.

De antemano pido una disculpa, pues dije que les escribiría más seguido, siento haber roto mi promesa, pero entre la escuela, trabajo, ejercicio y salvar al mundo de las básicas, no me quedan ganas ni de seguir viviendo. Dejando de lado este momento de redimisión con ustedes, doy inicio al tema principal de mi post.

Mucha gente a lo largo de mi vida (Y el cabrón dijo que no iba a ser narcisista ya) al ver que soy "diferente" o "extravagante" siempre me han preguntado: "¿Cómo lidias con toda esta gente que te voltea a ver con mirada inquisidora? ¿No te intimidan? ¿Has estado expuesto a situaciones donde peligras por expresarte de la manera en que lo haces con tu ropa? ¿Cómo puedo yo también poder ser mas libre con mi manera de verme ante los demás?"

Para dar respuesta a todas estas cuestiones, tengo estos consejos, los cuales son cosas que aplico en mi día a día. El aplicarlos en mi vida, me costó (y cuesta) aplicarlos un poco.


  • Acéptate. Suena a mamada, y a cliché, pero es neta. En un punto de la vida, no habrá nadie junto a ti, la única persona que quedará contigo hasta el final es ese cabrón o cabrona que ves en el espejo, así que ve haciendo las pases con el/ella. Desde el momento que tú aceptas lo que eres y como eres, desde ese momento te quitas un peso de encima, pues ya no tendrás que demostrarle nada a nadie. No te hablo solamente de aceptación sexual o algo por el estilo, te hablo de que te aceptes como eres: tu cuerpo, tu piel, todo eso. Aprendí a la mala esto, pues al no aceptarme tal cual soy me fui por un camino que me dañó demasiado, con el paso del tiempo acepté que la verdadera forma de cambiar todo aquello que no me gusta mi y que esta dentro de mis posibilidades cambiarlo es, primeramente, aceptándolo y después trabajarlo poco a poco hasta lograr mis objetivos. 
  • Aprende a reírte de ti mismo. En el momento que comienzas a reírte de tus defectos, de todo aquello ves en el espejo, todo lo que diga cualquier peléle se te resbalará. Mas no debes caer en ser cruel contigo mismo.
  • Deja de sentir lástima por ti mismo. Absolutamente nadie quiere estar cerca de una persona que se encuentra en eterna agonía; que por más que lo intenten animar diga algo como "es que yo no sirvo para esto" o "no soy suficiente", de manera más atenta te digo STOP THAT RIGHT NOW, YOU FUCKING CUNT. Eres una persona capaz, como todas, el problema es que tú no lo quieres ver.
  •  El odio es amor al revés. Entiende que todas esas personas que dicen odiarte sienten atracción por ti, o ven en ti algo que ellos no tienen y desean tenerlo. Esa gente de una manera u otra te admiran, esto no es mame, jalate a leer cualquier libro de psicología y verás que es cierto lo que te digo.
  • Oídos sordos. Habrá momentos en los que  tengas que lidiar con un imbécil frente a frente; no lo confrontes, solo sonríe e ignora, eso es lo que más los lastima. Esta gente como que se nutre de esos cachos de atención y momentos de estrés en los que te someten, no les des de que alimentarse, que se mueran de hambre. Ademas, es mejor no exponerte a una situación riesgosa.
  • Rodeate de personas que sean un buen grupo de apoyo. No te digo que te jales a NA o AA o algo por el estilo, a lo que me refiero es que te rodees de personas que saquen lo mejor de ti, que te ayuden a crecer, que te acepten tal cual eres. Al estar rodeado de esta gente, que te contagian su vibra positiva, todo aquello que duele deja de doler. Esto es algo de dos vías; ellos están para ti, pero tu estás también para ellos. ¿Recuerdas las situaciones riesgosas? A veces ocurrirán aunque no las busques, tu grupo de apoyo puede hasta protegerte, por lo menos a mi me ha pasado. Me topé con personas hermosas, por las cuales soy capaz de muchas cosas: de sacarle los ojos a unas cuentas perras o de madrear a un que otro pendejo, y yo se que el sentimiento es reciprocó, así como yo los encontré tú también lo harás. Ten paciencia. 
Personalmente, esto es lo que hago yo para lidiar con imbéciles, ya se, este pedo me salió muy a la Carlos Cuaúhtemoc Sánchez, pero ni pedo, lo pago. Tómenlo como quieran, son simples consejos, solo recuerden que "Un consejo es tomar el pasado del cubo de la basura, limpiar las partes feas, reciclarlo y darle más valor del que tiene."

Sean felices, criaturas del mar, su Sirenounicornio por lo menos lo intenta.  

viernes, 19 de septiembre de 2014

Discos Parte 1


No soy un sabelo-todo de la música, pero así como ustedes tampoco lo son del cine, y aun así hacen sus listas en facebook de sus películas recomendadas, me siento un poco digno de recomendar, al menos dentro de este blog, algunos de los discos que a lo largo de mis geniales dieciocho años he escuchado, y que han sido parte de mi mas humilde agrado.
No es mi intención alardear a cerca de cuanta música escucho, solo diré que esta es solo una primer parte de la lista, tampoco se cuantos discos serán por cada parte de la lista, solo los iré escribiendo.
Trataré de compartirles, de lo que escucho, lo mas variado, y lo mas digerible posible, así como solo pondré una canción por cada álbum, y no el álbum completo, ya estará en ustedes si quieren escuchar el álbum entero, quien sabe, igual y hay algo que te guste.

1.- Dungen - 4 (2008)
2.- Tame Impala - Innerspeaker (2010)
3.- Flaming Lips - Embryonic (2009)
4.- Spiritualized - Ladies and Gentleman We Are Floating in Space (1997)
5.- Fleet Foxes - Sun Giant EP (2008)
6.- Youth Lagoon - The Year of Hibernation (2011)
7.- The Horrors - Primary Colours (2009)
8.- Godspeed You! Black Emperor - Lift Your Skinny Fists Like Antennas to Heaven (2000)
9.- Washed Out - Paracosm (2013)
10.- Astro - Astro (2011)


Jairo.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Capítulo XIII

Hace un mes que no he tocado estas notas, escritas bajo la influencia de una intensa y confusa impresión. La catástrofe presentida entonces como algo inevitable ha llegado ya de una manera cien veces más violenta y terrible de lo que esperaba. Ha sido algo extraño, grotesco y trágico... al menos para mí. Me han pasado varias cosas que parecen milagrosas; al menos así las considero yo al presente, si bien en el desarrollo de los sucesos que entonces me envolvieron sólo pudieran calificarse de algo extraordinario. Y lo que más me maravilla es mi actitud ante los sucesos. Aún no me hago cargo por completo, todo gira alrededor de mi cabeza como un sueño... incluso mi pasión, violenta y sincera entonces. ¿En qué ha parado? Cierto que cruzan algunos destellos alumbrando mi frente: "¿Acaso no había perdido la cabeza? ¿No estaría durante todo aquel tiempo en un manicomio y ahora me encontraré restablecido, capacitado para comprender que todo aquello fue obra de mi fantasía?..." Recojo mis notas y las leo. (Vayan a saber si sólo lo hago para convencerme de que no las escribí en un manicomio.) Estoy completamente solo. Empieza el otoño y las hojas amarillean. Aún sigo en esta pequeña y triste ciudad -¡oh, la tristeza de las pequeñas ciudades alemanas!- y en vez de pensar en el futuro, estoy viviendo bajo la influencia de las pasadas sensaciones, del torbellino que me arrebató para lanzarme luego a un lado. A veces aún me considero cogido en el huracán, aún creo que ruge la tempestad, que me arrebata, como una pluma, privándome de todo movimiento, llevándome a merced de su soplo.
Pero quizá llegue a dominar la fuerza de la tormenta y adueñarme de mí mismo, si logro darme clara cuenta de todo lo sucedido durante el pasado mes. Me entran nuevas ganas de volver a escribir. Además, paso casi todas las tardes sin saber qué hacer y para no aburrirme cojo de la pobre y abandonada biblioteca del hotel las novelas de Paul de Koch -traducción alemana- y aunque se me hacen insoportables las leo y me admiro de mí mismo. Es como si temiese romper el encanto del pasado con la lectura de un libro serio o alguna grave ocupación; es como si mi grotesco sueño y el efecto que me ha producido me fuese tan precioso, que, temo, se desvanezca como el humo si alguna fuerte impresión lo toca. ¿Pero de veras es tan precioso par a mí? Sí, lo es. Acaso lo seguiré recordando dentro de cuarenta años.
Vuelvo, pues, a escribir. Puedo dar un relato más o menos extenso de lo ocurrido; reflejar fielmente las impresiones, ya es otra cosa.


Yo soy su carpintero

Qué pedo, voy a empezar a escribir sin ningún tema concreto. Estoy aburrido.
Escucho a mi perra llorar a lado de mí y no sé porqué, ha de tener hambre. La tengo desde hace como 3 años ya y nunca se ha jalado con un morrito, aunque sí me gustaría tener cachorros. Luego los regalaría y probs me quede con uno.
El abanico que está al lado de mí hoy se chingó y ya no gira. Una pena.
Hace rato estaba viendo La Voz México con mi morra, me baleberga. Hice unos chistes misóujinos heteropatriarcales sobre un vato que salió ahí pero tenía voz de mujer. Ella se rió. Yo la tkm.
Ayer fui a la playa. El malecón se ve bien jodido. Anduvimos ahí por el CID pero el agua del mar llegaba hasta las bardas. Entonces yo de pendejo -la costumbre- fui a la orilla, como de esas morritas interesantes que les encanta el café mientras leen un libro en días lluviosos. Pero bueno, me puse ahí y el mar arrastró unas piedras que me pusieron unos putazos en los pies. Sentí los chingazos pero como #hombre no le di importancia, ya hasta que salí vi las raspadas y me sentí más #hombre.
Quiero ir al cine y no hay nada chido, que yo sepa. El otro día vi Lucy pero mñéh, nostátanchida. Aunque sale Scarlett Johansson y pos simón.
Estuvo chingón este puente. Jueves y viernes fui el líder que coordinó a los morros de mi salón por el grupo de face pa' que nadie fuera a la escuela. Todo con la esperanza de derrocar a mi jefe de grupo, un sirenounicornio kawaii. Tà cabrón.
Hay gente pendeja que lee mucho.
Fui a pistear con los amixes el domingo y estuvo fine, aunque fue en un cuarto cerrado y el humo de cigarro nos jodió los ojos. Pero ni pedo. El Diego se puso pedo, con dos ballenas. Uber Joto.
El Rafa se andaba golpeando a sí mismo con un matamoscas, luego no le fue suficiente y empezó a golpear el culito y la espalda de los demás. Ta' cabrón x2.
Nos dormimos bien tarde hablando de Tibia.
No soy bueno cerrando entradas.