miércoles, 6 de agosto de 2014

Sándwich

Poseo algunos bienes materiales que son propios de alguien de clase burguesa, mas vivo una vida de alguien de clase media baja. Esto a veces acompleja mi existencia, también debe ser por mi tendencia de pensar hacia la izquierda.

He sentido que de alguna forma traiciono mis ideales por el hecho de tener estas cosas, que al fin de cuentas no son muchas pero si un poco ostentosas si lo ves del lado de alguien que a convivido con la cara humilde de algunas poblaciones.  Pero en cierta manera vivir este estilo de vida contradictorio no es del todo mi culpa.  De alguna manera tiene que ver con mi padre, mi papa…

Una vez un amigo dijo,
-Yo soy producto de un condón roto. – mi natural contestación fue:
-Y yo de promesas falsas.

Hay una historia por la cual tengo especial interés en conocer, ya se de que va, conozco los personajes, el tiempo en que se desarrollo, la trama y el final. Pero yo quiero oírla de la propia voz del protagonista que la vivió, claro he oído el lado de la madre soltera, pero me falta escuchar la versión del padre forajido. Ya he reclamado escucharla en las muy escasas veces en las que el incomodo encuentro padre e hijo se da, pero en igual de eso recibo dinero, regalos ostentosos o simplemente un silencio más una despedida por mensaje de texto cuando mal me va.

… (tratando de pensar una maldición adecuada para el escrito, las que primero se me ocurren son ¡Por dios!, ¡No mames! O ¡Chingado! Pero nada me parece bien así que llenen el siguiente espacio con la que sea de su agrado.) ¡ _______ ! Ya tengo 21 años y sigo recibiendo evasivas de la siempre ausente figura paterna, espera, ¿21 años?

Nunca me he sentido de la edad que se supone que soy, siempre he considerado que he sido lo contrario a precoz, incluso en la secundaria mientras muchos de mis compañeros ya les salían pelos en las axilas yo las seguía teniendo lampiñas lo que hacia que me apenara quitarme la camisa frente a ellos, pero no se preocupen mis axilas ya están peludas pero sigo siendo un lampiño porque no tengo barba, de niño pensaba que para esta edad tendría todo un vello facial como todo un Che Guevara, aun así sigo teniendo unos cuanto pelos en el mentón.
También de niño esperaba tantas grandes cosas de mi para cuando llegara a esta edad, siempre creí que tendría un futuro brillante y que todos se enorgullecerían de haberme conocido, pero en esta etapa de la vida todo comienza a perder el sentido  con el cual pudiera decepcionar a mi niño del pasado que me este viendo ahora.

No lo culpo, el siempre creyó que era diferente, que de alguna manera era especial y como no iba a hacerlo si desde que era niño lo trataban diferente, siempre siendo expulsado del ganado escolar por la maestra que no sabia como controlar a la oveja descarriada, lo mandaban de un salón a otro, pero siempre terminaba castigado en los pasillos o con la psicóloga de la escuela, esto siempre hizo que se sintiera como si no perteneciera a ningún lugar.
Las maestras lo trataban así, incluso una de ellas le metió la idea de que era un niño índigo y que su inteligencia hacia que se portara mal porque se aburría de la clase. Jajaja que mamadas.
Pero por lo menos era mejor al profe Zenón el cual no era una persona con mucha paciencia y yo era especialista en agotársela, no puedo evitar reírme al recordar aquella clase en la que simplemente tome mi pupitre y le di vuelta al lado contrario para darle la espalda al profe, recuerdo que las voces de los niños en el salón fueron cada vez callándose hasta llegar a un silencio, Debió de haber sido lo más revolucionario que la mente de un niño de cuarto año pudo ver, pero lo que siguió a eso fue la típica respuesta opresora del sistema educativo y el limitado regaño de un maestro de primaria desconcertado, digo limitado porque afortunadamente para mi en esa época ya no se les permitía a los maestros agredir a sus estudiantes, en igual a eso fui enviado con la psicóloga y no se me permitió entrar al salón hasta que no fuera mi mamá a hablar con la directora.  Cuando la psicóloga me pregunto porque lo había hecho solo dije –Porque no quería ver al profe.

Lo que paso después fue una serie de reuniones con una serie de maestros hasta llegar a la preparatoria, reuniones en las que  mi mama escuchaba apenada las atrocidades que su hijo hacia y ella exponía su condición de madre soltera trabajadora y yo terminaba como el niño rebelde sin causa. Algo que también era muy sonado  en dichas reuniones era la que se convirtió en la frase de mi vida en la escuela “Señora, su hijo es muy inteligente pero es muy flojo.” a veces era utilizada para romper el hielo de parte de los maestros cuando se daba el encuentro por primera vez.


No sé como le hicieron todos esos maestros para decir  a veces las mismas palabras aunque fueran tiempos y escuelas distintas. No sé tal vez tenían razón,  ya me arte de escribir esto yo solo me estaba haciendo un sándwich, es curioso todo lo que llegas a pensar a las 2 a.m. cuando vas a la cocina a prepararte un sándwich.



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