Poseo algunos bienes materiales que son propios de alguien
de clase burguesa, mas vivo una vida de alguien de clase media baja. Esto a
veces acompleja mi existencia, también debe ser por mi tendencia de pensar
hacia la izquierda.
He sentido que de alguna forma traiciono mis ideales por el
hecho de tener estas cosas, que al fin de cuentas no son muchas pero si un poco
ostentosas si lo ves del lado de alguien que a convivido con la cara humilde de
algunas poblaciones. Pero en cierta manera
vivir este estilo de vida contradictorio no es del todo mi culpa. De alguna manera tiene que ver con mi padre,
mi papa…
Una vez un amigo dijo,
-Yo soy producto de un condón
roto. – mi natural contestación fue:
-Y yo de promesas falsas.
Hay una historia por la cual tengo especial interés en
conocer, ya se de que va, conozco los personajes, el tiempo en que se
desarrollo, la trama y el final. Pero yo quiero oírla de la propia voz del
protagonista que la vivió, claro he oído el lado de la madre soltera, pero me
falta escuchar la versión del padre forajido. Ya he reclamado escucharla en las
muy escasas veces en las que el incomodo encuentro padre e hijo se da, pero en
igual de eso recibo dinero, regalos ostentosos o simplemente un silencio más
una despedida por mensaje de texto cuando mal me va.
… (tratando de pensar una maldición adecuada para el
escrito, las que primero se me ocurren son ¡Por dios!, ¡No mames! O ¡Chingado!
Pero nada me parece bien así que llenen el siguiente espacio con la que sea de
su agrado.) ¡ _______ ! Ya tengo 21 años y sigo recibiendo evasivas de la
siempre ausente figura paterna, espera, ¿21 años?
Nunca me he sentido de la edad que se supone que soy,
siempre he considerado que he sido lo contrario a precoz, incluso en la
secundaria mientras muchos de mis compañeros ya les salían pelos en las axilas
yo las seguía teniendo lampiñas lo que hacia que me apenara quitarme la camisa
frente a ellos, pero no se preocupen mis axilas ya están peludas pero sigo
siendo un lampiño porque no tengo barba, de niño pensaba que para esta edad
tendría todo un vello facial como todo un Che Guevara, aun así sigo teniendo
unos cuanto pelos en el mentón.
También de niño esperaba tantas grandes cosas de mi para
cuando llegara a esta edad, siempre creí que tendría un futuro brillante y que
todos se enorgullecerían de haberme conocido, pero en esta etapa de la vida
todo comienza a perder el sentido con el
cual pudiera decepcionar a mi niño del pasado que me este viendo ahora.
No lo culpo, el siempre creyó que era diferente, que de
alguna manera era especial y como no iba a hacerlo si desde que era niño lo
trataban diferente, siempre siendo expulsado del ganado escolar por la maestra
que no sabia como controlar a la oveja descarriada, lo mandaban de un salón a
otro, pero siempre terminaba castigado en los pasillos o con la psicóloga de la
escuela, esto siempre hizo que se sintiera como si no perteneciera a ningún
lugar.
Las maestras lo trataban así, incluso una de ellas le metió
la idea de que era un niño índigo y que su inteligencia hacia que se portara
mal porque se aburría de la clase. Jajaja que mamadas.
Pero por lo menos era mejor al profe Zenón el cual no era
una persona con mucha paciencia y yo era especialista en agotársela, no puedo
evitar reírme al recordar aquella clase en la que simplemente tome mi pupitre y
le di vuelta al lado contrario para darle la espalda al profe, recuerdo que las
voces de los niños en el salón fueron cada vez callándose hasta llegar a un
silencio, Debió de haber sido lo más revolucionario que la mente de un niño de
cuarto año pudo ver, pero lo que siguió a eso fue la típica respuesta opresora
del sistema educativo y el limitado regaño de un maestro de primaria desconcertado, digo limitado porque afortunadamente para mi en esa época ya no se les permitía a los maestros agredir a sus estudiantes, en igual a eso fui enviado con la psicóloga y no se me permitió entrar
al salón hasta que no fuera mi mamá a hablar con la directora. Cuando la psicóloga me pregunto porque lo
había hecho solo dije –Porque no quería ver al profe.
Lo que paso después fue una serie de reuniones con una serie de maestros hasta llegar a la preparatoria, reuniones en las que mi mama escuchaba apenada las atrocidades que su hijo hacia y ella exponía su condición de madre soltera trabajadora y yo terminaba como el niño rebelde sin causa. Algo que también era muy sonado en dichas reuniones era la que se convirtió en la frase de mi vida en la escuela “Señora, su hijo es muy inteligente pero es muy flojo.” a veces era utilizada para romper el hielo de parte de los maestros cuando se daba el encuentro por primera vez.
Lo que paso después fue una serie de reuniones con una serie de maestros hasta llegar a la preparatoria, reuniones en las que mi mama escuchaba apenada las atrocidades que su hijo hacia y ella exponía su condición de madre soltera trabajadora y yo terminaba como el niño rebelde sin causa. Algo que también era muy sonado en dichas reuniones era la que se convirtió en la frase de mi vida en la escuela “Señora, su hijo es muy inteligente pero es muy flojo.” a veces era utilizada para romper el hielo de parte de los maestros cuando se daba el encuentro por primera vez.
No sé como le hicieron todos esos maestros para decir a veces las mismas palabras aunque fueran
tiempos y escuelas distintas. No sé tal vez tenían razón, ya me arte de escribir esto yo solo me estaba
haciendo un sándwich, es curioso todo lo que llegas a pensar a las 2 a.m.
cuando vas a la cocina a prepararte un sándwich.
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