martes, 8 de abril de 2014

Himno al viento inmortal

Hay veces en las que no sabes ni por donde empezar a explicar algo, has experimentado algo y es difícil de describirlo, es demasiado complejo como para describirlo banalmente con unas cuantas y simples palabras sin trascendencia, simplemente no puedes, es algo tan fabuloso o sustancial, que describirlo de una manera rápida, o incluso tratar de hacerlo seria irrespetuoso. 

Esto me pasó con el álbum Himno al viento inmortal (Hymn to the immortal wind, 2009).
Aunque quizás, pueda empezar diciéndoles, que este es el quinto álbum de Mono, una banda japonesa (Y una de mis favoritas) de Post-Rock y Rock Instrumental, formada en 1999, uno de los mas pesados exponentes en el genero, y que sigue vigente hasta la fecha.


Empezar a precisar de Post-Rock es también otro tema del cual no sabría por donde empezar, y nunca acabaría. Mono no estuvo solo, sino con una orquesta de 28 músicos en un estudio para poder dar a luz a este álbum en 2009, acto que justifica de antemano que lo que estas por escuchar no es un disco de Rock, es mucho mas.

Hace un año, aproximadamente, la primera vez que escuché Hymn to the immortal wind, conecté el amplificador de mi guitarra a mi computadora, solo di play, y me acosté en la cama. Lo primero que pensé fue 'me siento en un barco vikingo bien pasado de verga, en medio de una tormenta en la noche' Cosa que me pasa cada vez que lo escucho.

'Fue todo un soundtrack', pensé.  Lo que escuché fue un soundtrack de guerra, fue algo estruendoso, la perfección a la que Mono llevó al Post-Rock en solo una hora y siete minutos, se pintó en mi mente como la banda sonora de una película, o una obra demasiado bien hecha de dioses griegos o nórdicos.

Hablar de Post-Rock,  hablar de este álbum, de Mono y de cualquier banda de Post-Rock de este calibre, tales como Sigur Ros, Mogwai, Explosions In The Sky, entre otras, es hablar de algo que va mas allá de solo una buena canción y una banda respetable a secas. Es algo lúcido, es algo orquestal, un crescendo que te lleva lentamente en un sueño, la instrumentación perfecta.


Son 7 cortes de diez minutos (o mas) cada uno, los que conforman Hymn to the immortal wind.
Abriendo camino con Ashes in the snow, una de las piezas mas ruidosas de este, que como en todo el álbum, es toda una sosegada progresión en la intensidad de los instrumentos, que te impone muchos sonidos en diferentes planos conforme los tracks te van llevando en la ficción.

Aquella primera vez que lo escuché... las cálidas pero tan bien formadas lineas de bajo, los clímax de cuerdas, enormes tambores como percusiones, y punteos de una guitarra que parece estar llorando a lo lejos, te hacen proyectar una escena para cada canción, y creer como si fuera real y tangible la profundidad de cada paisaje.

Desde Ashes in the snow, hasta Pure as Snow, el cuarto track, se puede abrazar la oscuridad, lo lúgubre y  lo melancólico en la atmósfera de Hymn to the immortal wind, pero no es, sino hasta Follow the Map y The Battle to Heaven (5ta y 6ta cancion) cuando nuevamente la profundidad del paisaje, el tamaño de los sonidos en los diferentes planos, te hacen sentir pequeño en una tierra enorme y oscura de titanes, quizás un bosque, un monte con esculturas, algo muy mitológico.

Para la ultima pieza Everlasting light, lo que había sentido con los dos cortes anteriores se habian convertido en una décima parte de la angustia que me estaba creando en ese momento la ultima cancion, siete minutos antes de terminar el álbum, el mar en el que se sentía estar durante la primer canción había crecido cien veces, a cinco minutos de terminar el álbum me sentí diminuto, minúsculo, el barco se tornó gigantesco y los vikingos que me rodeaban ya no eran mas vikingos, ya no eran ni siquiera eso, eran seres divinos, un oráculo que viajaba en ese barco a una tierra aparentemente inalcanzable, una recta final estrépitante que me retumbaba el pecho y me hacia apretar los ojos, fragmento que se redujo a los últimos dos minutos, cuerdas brillantemente nostálgicas y una percusión galopante, un final que terminó de tajo en un segundo y que me hizo sentir que había llegado a aquel orbe mitológico.


Cuando tenia que pararme para desconectar mi computadora, y apagar el amplificador, sentí el cuerpo pesado, y no sentía que lo que acababa de escuchar lo había escuchado, aquella noche me encontraba escuchando la musica clasica mas bella. Aun no terminaba de comprender a esta banda, 'nueva' para mi en ese entonces, y mucho menos digerir esos últimos siete minutos. Desconocía de la fuerza, y de lo respetada que es esta banda a nivel mundial, cosa que no me ha quedado en duda después de escuchar los demás discos, Hymn to the immortal wind fue un todo un viaje, y en lo personal, lo mejor de Mono

Jairo.



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