domingo, 9 de marzo de 2014

Vida de perro

Uno de las peores sensaciones que he experimentado es perder a mi perro. Y uno piensa que se siente bien original y nadie más ha pasado por lo mismo (o por lo menos no sufrió como tú lo hiciste) pero sí. Me he puesto a pensar en esa angustia y que muchas de las personas que conozco ahorita pueden tener mascota o no, pero por lo regular ya han tenido-extraviado una. O algunas.
Y es raro cuando el nuevo cachorro entra a tu casa. Claro que lo quieres y la atención que le brindas es genuina y auténtica, pero el fantasma del otro maldito perro sigue rondando, como recriminándote esa "compensación", reclamando un espacio que ambos dejaron y que se llenó porque pareciera que tuvo que hacerse. Es entonces cuando se ensucia una conciencia que está limpia e inevitablemente te sientes culpable.
Creo que es obvio que lo de "clavo saca a otro clavo" no funciona. Con mis perros no lo hizo. 

Ni se diga con las demás relaciones.
(Ay, güe) 

1 comentario:

Unknown dijo...

Descanse en Paz Moñoñito, Mi primer amor perruno.